Los albores de la batalla
El 2008, el año fatídico para la prensa, lanzó un debate que sigue en boga hoy en día: ¿Cómo ganar dinero con el periodismo?. El meteórico despegue de Internet puso en jaque la rentabilidad de las empresas de noticias, en especial las estadounidenses. En noviembre de 2009, leí «Rebelión, contra el gratis total en la Red» en El País , artículo que, entre otras muchas cosas, hablaba de la guerra de Google con los editores de prensa por explotar sus noticias y señalaba la opinión de Google de que los contenidos culturales e informativos no iban a seguir ofreciéndose gratis en la Red. He de reconocer que me llevé las manos a la cabeza y entoné un ¡no puede ser!. Ahora no me extraña nada.
Leí esa noticia sólo un mes después de que la compañía del buscador comunicara que estaba preparando un sistema de micropayments, a lo i-tunes, que permitiría a los periódicos cobrar a sus lectores por el acceso a piezas individuales de contenido, porque apuesta por una «red abierta, pero no gratis».
En cuestión de días surgía el experimento Google Fast Flip, por el que el buscador pactaba con decenas de medios, cómo el New York Times, la BBC o el Washington Post, para ofrecer sus contenidos online a cambio de compartir beneficios de publicidad. Dicha herramienta permite echar un vistazo rápido a las portadas de las distintas cabeceras, presentadas en el mismo formato que la edición impresa, y en caso de querer seguir leyendo, te dirige al sitio del medio de comunicación dónde se ha publicado el artículo. Incluye el uso de palabras clave, búsqueda por categorías y una aplicación para móviles.
Teniendo además en cuenta que, hasta el momento, la publicidad digital no ofrece la rentabilidad que ofrecen los viejos anuncios de papel, frente a los micropagos, ya en 2009 se barajaba la posibilidad de suscripción a distintos niveles o un modelo de negocio semejante al de Spotify, conocido como freemium: una combinación de servicios de pago y gratuitos.
Escenario de alianzas
No tardamos en oír, en junio de 2010, «No quiero un país de blogueros» de boca de Steve Jobs, consejero delegado de Apple, que salía así a escena, frente a Google, en lo que al negocio del periodismo en Internet se refiere. Tal como reza el artículo, Jobs alertó del riesgo de un Internet convertido «en una nación de blogueros», sin criterio editorial y carente de fuentes fiables, y animó a las empresas informativas a cobrar por sus contenidos».
El tono peyorativo de Jobs hacia los Blogs no hacía más que respaldar una estrategia por la que su tableta electrónica, el iPad, se convirtiese en el futuro soporte de los medios. Algo que ejemplificaba Pedro J. Ramírez anunciando días después el primer periódico pensado en iPad, que consistía en una aplicación, Orbyt, para leer El Mundo. No obstante, la experiencia de los usuarios no parece muy positiva, a tenor de los comentarios que se pueden leer en la red, en los que se menciona la lentitud de carga, los continuos fallos de la aplicación o lo elevado del precio.
Perspectiva actual de la prensa en Internet
Hoy los medios parecen decantarse por el sistema de suscripciones. Esta misma semana nos hacíamos eco de la plataforma «Kiosko y más» en la que participan los grupos PRISA y Vocento, entre otros. No es otra cosa que un acuerdo para ofrecer el periódico digital adaptado a las tabletas electrónicas, los smartphones e Internet, «con la posibilidad de interactuar con los contenidos y con otros lectores». Además permite al lector establecer su propia selección de publicaciones, pagando ediciones individuales o suscripciones mensuales o anuales, con descuentos del 50% para compras conjuntas.
El sistema de suscripción digital para tabletas y dispositivos móviles ya lo habíamos visto con anterioridad en periódicos extranjeros, como el de The New York Times, The Sun, The Guardian y The Observer, por citar algunos.
Luego tenemos el ejemplo de Sky News, la cadena británica que opera 24 horas y es famosa por el lanzamiento de noticias de última hora, ofrece un canal digital en directo y destaca por su capacidad de interacción con los lectores, a través de redes sociales y en especial, de su Community, que alberga no sólo los blogs de sus profesionales, sino también los de sus usuarios, además de forums de debate, chats y almacenes de archivos que se pueden compartir.
El futuro de la prensa en Internet
Joichi Ito, director del Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts, ha estado recientemente en Madrid para presentar el libro «Innovación: perspectivas para el siglo XXI». Cuándo se le preguntó si se oponía a cualquier tipo de cobro en la Red, él contesto que «se puede cobrar, pero hay que ser cuidadoso con dónde cobras y por qué cobras». Según Ito, no es mala idea que el cobro venga en la cuenta del teléfono, pero «no puedes cobrar por cosas que la gente no quiere». Por ello defiende que el consumidor decidirá qué paga en la red, convirtiéndose en una suerte de mecenas o patrocinador. También aludió al fin de los intermediarios: «Nadie quiere pagar a los grandes medios de masas porque no los ven como amigos. Si conectas directamente al periodista con el lector o al músico con los fans, se solucionará el tema de los pagos».
Y si la gente paga sólo por lo que le gusta, si se personaliza el servicio de noticias, cabe preguntarse ¿Se favorecerá la calidad y profundidad de los contenidos para satisfacer las exigencias de los lectores? o de lo contrario… ¿Se asistirá a una populización de unos contenidos frente a otros que perjudique a aquellos de interés marginal?…
También cabe preguntarse ¿Se contribuirá a subordinar aún más el poder de la Red a los intereses de Google? Cada vez que hacemos una búsqueda, clic o cualquier acción en Internet, Google lo registra y eso influye en cómo se presentan los resultados, de manera individualizada, arrojando informaciones que reforzarán nuestra visión del mundo.
El modelo freemium puede resultar más apropiado, frente al micropayment y la suscripción, por beneficiar a todas las partes: que los lectores paguen por determinados contenidos -aquellos que ofrezcan más profundidad, algún valor adicional o incluso mayor personalización, como ya he señalado- y obtengan el resto de forma gratuita.
Conclusiones
Los blogueros han llegado para quedarse, pero tienen un cometido distinto que aquellos: una mirada más personal, cercanía con el lector y el diálogo cómo elementos a destacar. Está bien que ahora haya otras fuentes, no institucionales, para que convivan múltiples puntos de vista y se democratice el conocimiento, pero los periódicos de toda la vida no deberían desaparecer y no creo que lo hagan en mucho tiempo -al menos en este país, dónde aún el alcance de Internet es restringido y dónde su lectura se asocia a un ritual dominguero en el que se busca desconectar del trabajo y el ordenador-. Y porque los periódicos han tenido y aún conservan un papel fundamental en las democracias, asegurando cierta credibilidad, -con independencia del tinte ideológico que adquieran a veces las informaciones-, la pretensión de objetividad, la exigencia de una investigación previa, el contraste de fuentes, etc.
Lo que es innegable es que las empresas de noticias deben cambiar el modelo de negocio y adaptarse a los nuevos tiempos. Podremos asistir al pago de contenidos, pero lo que sí deberían hacer, si quieren mantenerse a flote, es convertirse en verdaderos proveedores de información, con indiferencia del canal que utilicen, reclutando a los mejores contadores de historias, sabiendo llegar a cada uno de sus públicos por la vía más adecuada, promoviendo la interacción con los lectores, favoreciendo la integración de los medios tradicionales con los digitales, de manera que se alimenten recíprocamente, y buscando nuevas fuentes de financiación.
¿Quién ganará? Dicen que al final lo que perdura es la calidad…Ojalá sea así y ganemos todos.